De Metallica y Lovecraft (The Call of Ktulu / The thing that should not be)
No son pocos quienes saben que en algún lugar del Océano Pacífico, en las profundidades más oscuras, heladas e insondables, se encuentra la ciudad hundida de R'lyeh. Ciudad inmemorial, casi anterior al tiempo, en la que desde hace eones yace durmiendo el maligno Cthulhu, aguardando a despertar.
Tampoco son pocos quienes conocen la verdad de lo sucedido en la localidad costera de Innsmouth, Massachusetts, cuyos hábitantes comenzaron a degenerar en híbridos acuáticos luego de que la ciudad fuera tomada por un culto pagano, adorador de la deidad marina Dagon.
Cliff Burton lo sabía bien, y gracias a él Metallica. Si tú no estabas al tanto no te preocupes, sólo significa que aun te quedan unas cuantas buenas historias por leer, y que mejor manera de introducirse a ellas que con dos geniales temas de ésta tremenda banda: The Call of Ktulu y The thing that should not be.
El rock y la literatura de la mano...
Burton (1962/1986), además de excelente bajista y apasionado melómano, era un lector empedernido. Un tipo que disfrutaba leyendo y recorriendo buenas historias, y como tal, era un fanático de H. P. Lovecraft, el hombre de cuya pluma surgieron R'lyeh, Cthulhu, Innsmouth y Dagon (entre otros muchos seres y lugares que carácterizan su prolífica literatura, llena de eventos abominables, muy recomendada). Seres de terror, que gracias a la influencia de Burton, cobran vida en la potente y siempre necesaria música de Metallica.
El llamado...
Desde lo profundo de sus sueños, en lo más recóndito de la tumba océanica a la que fue condenado cuando el universo aun era joven, Cthulhu envía un llamado en busca de seguidores que ayuden a su regreso; un llamado tan potente como depravado, capaz de cruzar las oscuras aguas y de burlar las barreras del tiempo. Capaz de invadir la conciencia de las almas más débiles y de esparcir el temor y la maldad. Llamado que si eres fanático de Metallica, habrás escuchado unas decenas de veces.
“The Call of Ktulu”, el genial track instrumental que pone fin con broche del más duro acero a Ride the lightning (1984) y que alcanzó la perfección en el concierto S&M, es donde se hace sentir el llamado del durmiente Cthulhu. De una intensidad épica, con geniales pasajes que pasan de las guitarras más calmas a la más cruda distorsión, al escuchar esta pista no es nada difícil imaginar un descenso a la ciudad perdida en el fondo del océano y al malévolo ser. Definitivamente de lo mejor de Metallica, y más que digno antecesor de Orión.
¿Pero por qué Ktulu y no Cthulhu como lo escribió Lovecraft originalmente? Muy probablemente por una cuestión de derechos de autor. A nadie le gusta tener problemas por copyright, y antes que verse con una demanda la banda prefirió prevenir y escribir distinto antes que pagar (de todos modos, escrito de una u otra manera sonaba igual). Otros, tomando un camino más mítico, dicen que fue por mantenerse fieles al esoterismo de la literatura Lovecraftiana: en sus historias, el nombre de Cthulhu no debe ser pronunciado ni escrito, a menos que pretendas invocarlo, y no siendo el caso, mejor escribirlo distinto e irse a la segura, haciendo con esto, un homenaje a los escritos del autor. No es mala conclusión.
La cosa que no debe ser...
Cuando Burton introdujo a la banda a las historias de Lovecraft lo hizo con el libro “La Sombra sobre Innsmouth” (1936), en que se narra el devenir de una ciudad comandada por un culto adorador de Dagon -deidad marina y antigua como Cthulhu- cuyos pobladores comienzan a degenerar en aborrecibles y enloquecidos híbridos acuáticos. No es muy complicado hacerse la idea de la buena recepción que tuvo dentro del grupo, considerando que dicho libro es la inspiración para “The thing that should not be”, el siniestro tercer track de Master of Puppets (1986).
Si la letra de la canción alguna vez les pareció un misterio, conociendo la historia en que se basa ya es completamente accesible. Escribió Lovecraft (en su idioma original) "that is not dead which can eternal lie, and with strange aeons even death may die", y canta Hetfield “not dead which eternal lie, stranger eons death may die”.
Dos pateadores homenajes a la obra de uno de los más grandes autores de misterio y ficción que haya habido. No queda más que recomendar que hagan como Metallica, y si tienen la oportunidad, aprovechen de darle una leída. Ya tienen como adelanto de lo que van a encontrar dos imprescindibles clásicos de rock.
Para los más metidos en tema...
la composición original de “The Call of Ktulu” la comenzó Mustaine, y el nombre original mientras la arreglaba era "When Hell Freezes Over". Con su salida, Metallica terminó el trabajo comenzado y el resultado es el clásico que todos conocemos. Mustaine en todo caso no las perdió todas, y volvió a usar la misma melodía con Megadeth. Pongan atención a Hangar 18.
Abajo pueden ver el clip de "The Call of Ktulu" del concierto S&M
¿Quieres escuchar The thing that should not be? Click aquí. ¿Saber más de Lovecraft? Aquí. Escuchar Hangar 18, por acá.
Tampoco son pocos quienes conocen la verdad de lo sucedido en la localidad costera de Innsmouth, Massachusetts, cuyos hábitantes comenzaron a degenerar en híbridos acuáticos luego de que la ciudad fuera tomada por un culto pagano, adorador de la deidad marina Dagon.
Cliff Burton lo sabía bien, y gracias a él Metallica. Si tú no estabas al tanto no te preocupes, sólo significa que aun te quedan unas cuantas buenas historias por leer, y que mejor manera de introducirse a ellas que con dos geniales temas de ésta tremenda banda: The Call of Ktulu y The thing that should not be.
El rock y la literatura de la mano...
Burton (1962/1986), además de excelente bajista y apasionado melómano, era un lector empedernido. Un tipo que disfrutaba leyendo y recorriendo buenas historias, y como tal, era un fanático de H. P. Lovecraft, el hombre de cuya pluma surgieron R'lyeh, Cthulhu, Innsmouth y Dagon (entre otros muchos seres y lugares que carácterizan su prolífica literatura, llena de eventos abominables, muy recomendada). Seres de terror, que gracias a la influencia de Burton, cobran vida en la potente y siempre necesaria música de Metallica.
El llamado...
Desde lo profundo de sus sueños, en lo más recóndito de la tumba océanica a la que fue condenado cuando el universo aun era joven, Cthulhu envía un llamado en busca de seguidores que ayuden a su regreso; un llamado tan potente como depravado, capaz de cruzar las oscuras aguas y de burlar las barreras del tiempo. Capaz de invadir la conciencia de las almas más débiles y de esparcir el temor y la maldad. Llamado que si eres fanático de Metallica, habrás escuchado unas decenas de veces.
“The Call of Ktulu”, el genial track instrumental que pone fin con broche del más duro acero a Ride the lightning (1984) y que alcanzó la perfección en el concierto S&M, es donde se hace sentir el llamado del durmiente Cthulhu. De una intensidad épica, con geniales pasajes que pasan de las guitarras más calmas a la más cruda distorsión, al escuchar esta pista no es nada difícil imaginar un descenso a la ciudad perdida en el fondo del océano y al malévolo ser. Definitivamente de lo mejor de Metallica, y más que digno antecesor de Orión.
¿Pero por qué Ktulu y no Cthulhu como lo escribió Lovecraft originalmente? Muy probablemente por una cuestión de derechos de autor. A nadie le gusta tener problemas por copyright, y antes que verse con una demanda la banda prefirió prevenir y escribir distinto antes que pagar (de todos modos, escrito de una u otra manera sonaba igual). Otros, tomando un camino más mítico, dicen que fue por mantenerse fieles al esoterismo de la literatura Lovecraftiana: en sus historias, el nombre de Cthulhu no debe ser pronunciado ni escrito, a menos que pretendas invocarlo, y no siendo el caso, mejor escribirlo distinto e irse a la segura, haciendo con esto, un homenaje a los escritos del autor. No es mala conclusión.
La cosa que no debe ser...
Cuando Burton introdujo a la banda a las historias de Lovecraft lo hizo con el libro “La Sombra sobre Innsmouth” (1936), en que se narra el devenir de una ciudad comandada por un culto adorador de Dagon -deidad marina y antigua como Cthulhu- cuyos pobladores comienzan a degenerar en aborrecibles y enloquecidos híbridos acuáticos. No es muy complicado hacerse la idea de la buena recepción que tuvo dentro del grupo, considerando que dicho libro es la inspiración para “The thing that should not be”, el siniestro tercer track de Master of Puppets (1986).
Si la letra de la canción alguna vez les pareció un misterio, conociendo la historia en que se basa ya es completamente accesible. Escribió Lovecraft (en su idioma original) "that is not dead which can eternal lie, and with strange aeons even death may die", y canta Hetfield “not dead which eternal lie, stranger eons death may die”.
Dos pateadores homenajes a la obra de uno de los más grandes autores de misterio y ficción que haya habido. No queda más que recomendar que hagan como Metallica, y si tienen la oportunidad, aprovechen de darle una leída. Ya tienen como adelanto de lo que van a encontrar dos imprescindibles clásicos de rock.
Para los más metidos en tema...
la composición original de “The Call of Ktulu” la comenzó Mustaine, y el nombre original mientras la arreglaba era "When Hell Freezes Over". Con su salida, Metallica terminó el trabajo comenzado y el resultado es el clásico que todos conocemos. Mustaine en todo caso no las perdió todas, y volvió a usar la misma melodía con Megadeth. Pongan atención a Hangar 18.
Abajo pueden ver el clip de "The Call of Ktulu" del concierto S&M
¿Quieres escuchar The thing that should not be? Click aquí. ¿Saber más de Lovecraft? Aquí. Escuchar Hangar 18, por acá.
Ph'nglui mglw'nafh Cthulhu R'lyeh wgah'nagl fhtagn
Así habló pabloyer a las 2:43 a. m.
3 Comentarios:
Brother excelente articulo, mira que soy seguidor de lovecraft y de metallica y me alucina mucho cuando leo Cthulhu. Saludos.
Muy bien hermano, me encanto la información, y gracias por compartirla, muy completa y todos los enlaces. Un saludo desde la bella airosa.
me encanto tu articulo la verdad es que me gusta mucho the call of ktulu y el libro es endemoniadamente bueno
saludos desde donde la vida no vale nada
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