jueves, febrero 08, 2007

Sobre Kurt Cobain y Neil Young. (Hey hey, My my)


Lo dijo Neil Young en su momento: “rock and roll can never die”, o como tradujo La Renga, el rock and roll no morirá jamás. “My my, Hey hey (out of the Blue)” y “Hey hey, My my (into the Black)” (primer y último track del disco Rust never sleeps de Young, del 79) son las canciones – ya himnos - que recogen esa tremenda idea o verdad, - mucho más que simple frase, dijo el entusiasta - de que el rock como buena música no tiene final. Pasan los años, mueren los rock stars, y la música sigue sonando y sigue siendo descubierta.

Cobain es un buen ejemplo de lo que dice y es esta canción, y de seguro mucho más de lo que el mismo Young hubiera querido. Va a seguir sumando y sumando años del día que decidió ya no estar más y su música va a seguir y seguir sonando. De más está ese ranking de los “Famosos muertos más ricos del 2006” de Forbes que lo coloca como el número 1 en producir ganancias póstumamente. No hace falta que venda masivamente para que sepamos que lo de el no termina.

Antes de seguir aclaro que “My my, Hey hey (out of the Blue)” y “Hey hey, My my (into the Black)” a pesar de ser dos canciones bien pueden ser tratadas como una, porque en el orden dicho, son la versión acústica y eléctrica de una misma melodía con muy pocos cambios en la letra.

Y bueno, volviendo al asunto ¿Qué pasa con esta canción y Kurt Cobain que afectó tanto a Young? No tiene que ver con la consagración de Cobain como leyenda del rock, sino con su muerte.

Como suelen hacer los suicidas, el buen Kurt preparo una nota final con sus frustraciones y cariños, que no tardo en hacerse gradualmente pública (hasta los diarios de vida le publicaron hace un par de años). Poco fue lo que la viuda (Courtney Love) dio a conocer en un comienzo, pero bastante contundente, y especialmente fuerte para Neil Young: ya en el final de la nota, y casi como forma de justificar el acto, Cobain aludió a dicha canción parafraseando: “it's better to burn out than to fade away”. Conectó irremediablemente su muerte con la letra de Young y de paso, regresó a flote la visión punk de la vida. Mejor arder y consumirse que desaparecer de a poco. Un guiño final y bastante trágico del icono del grunge al llamado “padrino del grunge”.

Aunque nunca se conocieron en persona Young (como viejo dinosaurio del rock) y Cobain (como rockero de una nueva generación) siempre se respetaron como artistas, según constaba en entrevistas. Se dice que hubo varios intentos por uno y otro lado de contactarse y compartir algún proyecto sin que haya habido resultado. Young reintentó contactar a Cobain cuando ya eran vísperas de su muerte. Estaba preocupado por las noticias de su mal estado y depresión (para entonces había tenido sobredosis y escapado de una clínica de rehabilitación), temiendo que pudiera hacer algo. No andaba muy perdido con la inquietud.

Pasado el tiempo y conocida la nota suicida, Young lamentó sentidamente la interpretación que Cobain dio a su letra. Dijo que nunca fue su intención llamar a un final de ese tipo, y que por respeto a Kurt no se referiría más al tema ni volvería a interpretar ninguna de las dos versiones de “My my, Hey hey” en público. Claramente una lamentable reacción al hecho, pero por suerte, de corta duración. Ese mismo año (94) las volvió a tocar luego de editar en julio el disco en memoria a Kurt “Sleeps with angels” (no es de lo mejor de Young), que permitió cerrar un ciclo (quizás más definitivamente cerrado al agradecer a Kurt por su inspiración al entrar en el Rock Hall of Fame el 95).

Y pasan los años y el rock sigue ahí como siempre, sonando trascendente. Compruebenlo abajo.